41 Se estremecían todos los que oían el griterío de aquella
muchedumbre y el estruendo que levantaba al marchar y entrechocar las
armas; era, en efecto, un ejército muy grande y fuerte.
42 Judas y su ejército se adelantaron para entrar en batalla, y
sucumbieron seiscientos hombres del ejército real.
43 Eleazar, llamado Avarán, viendo una de las bestias que iba
protegida de una coraza real y que aventajaba en corpulencia a todas
las
demás, creyó que el rey iba en ella,
44 y se entregó por salvar a su pueblo y conseguir un nombre
inmortal.
45 Corrió audazmente hasta la bestia, metiéndose entre la falange,
matando a derecha e izquierda y haciendo que los enemigos se apartaran de
él a un lado y a otro;
46 se deslizó debajo del elefante e hiriéndole por debajo, lo mató.
Cayó a tierra el animal sobre él y allí murió Eleazar.
47 Los judíos, al fin, viendo la potencia del reino y la impetuosidad
de sus tropas, cedieron ante ellas.
48 El ejército real subió a Jerusalén, al encuentro de los judíos, y el
rey acampó contra Judea y contra el monte Sión.
49 Hizo la paz con los de Bet Sur, que salieron de la ciudad al
no
tener allí víveres para sostener el sitio por ser año sabático para la tierra.